Sunday, April 02, 2006

EN EL AMBIENTE EDUCACIONAL


Discriminamos cuando:

Negamos la matrícula a un niño(a) que vive con el VIH pensando que le evitaremos problemas sociales o que tendrá dificultades para el aprendizaje.

Los(as) niños(as) que viven con VIH tienen los mismos derechos y las mismas capacidades para integrarse al ambiente escolar que los otros niños(as).

Los(as) apoderados(as) nos negamos a que nuestros hijos(as) tega o comparta con un compañero(a) que vive con VIH.

Los apoderados(as) podemos buscar información sobre el VIH y compartirla con otros apoderados(as) y nuestros hijos(as) para evitar temores infundados y que en la escuela reproduzcan actitudes discriminatorias hacia los niños(as) que viven con VIH.

Negamos la matrícula a un niño(a) que vive con el virus pensando que puede ser peligroso(a) para la integridad física de los otros integrantes de la comunidad escolar.

Los niños(as) que viven con VIH no son un peligro para los otros niños(as) o adultos(as) de la comunidad escolar. En todos los años de epidemia no existe ningún caso en el mundo de transmisión del VIH por el contacto cotidiano en el sistema escolar. En caso de algún accidente se debe actuar con las precauciones sanitarias que se utilizan con cualquier herido, independiente de que viva o no con el VIH.

Los(as) apoderados(as) nos negamos a que nuestro hijo(a) tenga un profesor(a) que vive con VIH.

Para los padres o madres puede ser difícil entregar la responsabilidad del cuidado de sus hijos(as) a terceros, especialmente cuando sienten desconfianza de ellos. El hecho de vivir con VIH no cuestiona las capacidades profesionales de una persona. Además, esta condición, en el ejercicio de esta profesión, no pone en riesgo a los niños(as). Es conveniente abrir espacios de conversación sobre la prevención del SIDA al interior de cada establecimiento educacional para evitar situaciones estigmatizadoras y discriminatorias hacia cualquier integrante de la comunidad escolar que viva con el VIH.

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